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Paradox Interactive lleva ya tres capítulos de su saga Europa Universalis ofreciendo uno de los juegos de estrategia con más posibilidades de gestión que podemos encontrar. En esta ocasión no nos encontramos ante una edición nueva, sino una especie de expansión de la tercera parte, pero que no necesita del original para funcionar, y que incorpora algunas novedades interesantes, como una línea de tiempo más larga (hasta 1821) y más facilidades para el comercio.

Europa Universalis III: Napoleón es un juego de estrategia en tiempo real centrado completamente en las labores de gestión, lo que quiere decir que no dirigiremos a nuestros ejércitos en la batalla, y que todo lo haremos a través de un mapa de todo el mundo y un completísimo sistema de menús, repleto de variables económicas, políticas y militares.




Podemos comenzar en diferentes momentos históricos entre los siglos XV y XVIII, concretamente estos momentos son: El Nuevo Mundo (1492), la Guerra de la Liga de Cambrau (1508), la Guerra de los Ochenta Años (1579), La Guerra de los Treinta Años (1618), la Guerra de Sucesión Española (1701), la Guerra de la Cuádruple Alianza (1718), la Guerra de los Siete Años (1756), la Guerra de Independencia Americana (1778) y Francia Revolucionaria (1789). Dependiendo de cual sea nuestra elección, nos encontraremos un punto de partida bien documentado históricamente, con las fronteras reales que las diferentes unidades territoriales tenían por aquel entonces y datos con bastante buen criterio sobre el poder de cada una. A la hora de elegir el país que queremos gestionar no tenemos prácticamente limitaciones; el juego se llama Europa Universalis, pero todo el mundo está a nuestra disposición, y de Oriente a Occidente podremos elegir cualquier territorio que contase con una mínima unidad política. Este es sin duda uno de los grandes aciertos de Europa Universalis III, pues el juego no nos define un objetivo ambicioso de conquista imparable, sino que simplemente nos deja que nos marquemos nuestros propios retos. Si elegimos una nación poderosa, podremos aspirar a ir sometiendo poco a poco a los territorios de nuestro alrededor y lanzarnos a la carrera por la dominación de los nuevos descubrimientos; pero también resulta un reto sugerente seleccionar un pequeño feudo rodeado de naciones más poderosas, pues requerirá mucha más habilidad diplomática y una sabia gestión que nos permita irnos haciendo hueco entre las naciones con prestigio y, tal vez algún día, podamos enfrentarnos cara a cara con los más grandes.

Hay varios niveles de dificultad, que permiten poner el reto del juego a la altura de lo que nosotros queramos; pero en general, Europa Universalis III: Napoleón resulta un juego fácil de jugar (especialmente porque podemos tomárnoslo con calma gracias a las distintas velocidades), pero dificilísimo de dominar, ya que para atender a todas las variables que ofrece hay que ser todo un estadista y dedicarle excesivo tiempo, algo que desanimará a los que busquen una experiencia intensa y llena de batallas, pero que entusiasmará a los aficionados a la planificación más sosegada, que prefieran los aspectos económicos y políticos (logradísimos en este juego) al control de ejércitos (que resulta muy superficial).




Europa Universalis III: Napoleón resulta muy entretenido, y ofrece al jugador cierta libertad para que se centre más en unos o en otros aspectos, siempre, eso sí, relativos a gestión a través de menús y sin prácticamente nada que hacer directamente sobre el mapa. Su nivel técnico está algo desfasado, y en conjunto queda lejos de obras maestras de la estrategia como los últimos episodios de la saga Total War; pero aún así ofrece una complejidad difícil de encontrar en el género, que actualmente tiende a orientarse más al combate, y puede ofrecer horas y horas de juego gracias a sus casi inagotables posibilidades de elección geográfica y temporal. Puede que para los que ya tengan Europa Universalis III no aporte demasiado, y que horrorice a aquellos que odien los números y la gestión pausada, pero seguramente convenza a los que gusten de ella y los que quieran una experiencia con un buen trabajo de documentación histórica detrás.